lunes, 26 de noviembre de 2012

CECILIA PALMA

CECILIA PALMA
1962 -
(chilena)


LLUVIA TRAS LA PIEL


A pasos breves me
entrego a su boca
a su aliento de bruja envenenada
el viento rasga los
muros
alucina lluvia ácida
cierro los ojos que me duelen
porque con ellos
hiero a la muerte
la soledad atrapa el conjuro
y encierra el vértigo del
invierno, ese
que juzga a la sangre
a la montaña de rocas encantadas.
El agua arremete en mi contra
baña a la historia y a mis entrañas
salva al cuento
al paso que doy entre charcos
a la boca que bebe de su poción
y la seduce.
No es cierto que la lluvia sana
hay que volar más alto
arriba de los cirros amoratados
allí donde habita la que
cose el alma a los cuerpos
la que sabe qué fue
de aquellos que
cargo a mis espaldas.


La lluvia siente mi sueño
indaga a mis demonios
hay un pecho abierto en
la esquina
soy libre de volverme
la piel.

UNA NOCHE DE LLUVIA

De calle en calle
una esquina encuentra su
vértice
noche de lluvia
negra noche de ciudad vacía
el asfalto sonríe húmedo
al lúcido guiño de un reflejo
el viento, inconsciente
guarda en su memoria
años de amores grises
de muros acechando víctimas
de gotas que besan las
huellas de un náufrago silencioso
y ausente
una noche de lluvia
detiene un reloj
pulsa un encuentro de collares falsos
ama a un vidrio prisionero en
cuatro varillas de aluminio
esa noche
guarda una lengua fresca
y abraza racimos de notas
que cantan
ella balbucea por las rendijas
otra historia de arcas.

ENAMORAMIENTO DE LA LLUVIA

Siento respirar la lluvia
atrás del vidrio que la espanta
un par de ojos vigilan el
paisaje
al árbol que se esconde de
la mañana
al paso de un ave que emigra.
El agua escurre silenciosa
ajena de la miseria
de la sed de un viejo triste
una gota transparente deja que
la empuje hasta el límite
me embriaga su tacto húmedo
y frío
hay un cisne agitando celoso
sus alas
maldice con un grito a mis
manos.
La lluvia es un beso libre
le digo, pero agrede a los
cantos de libélulas nocturnas
creyéndose el dios de un
imperio de agua y sangre
el cisne en secreto
guarda un pedazo de la
tormenta
y resentido golpetea el vidrio
al otro lado de mi conciencia.

1 comentario:


  1. Esta autora no enciende antorchas ni anda con un bombo pregonando su ego.Nos
    parece muy loable su posición en esta era de alardes y alaridos. Y no obstante,
    Cecilia es una excelente poeta. Y qué bueno que existan mujeres como ella.

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