jueves, 8 de noviembre de 2012

MARA ROMERO TORRES


MARA ROMERO TORRES
1975 -
(española)




Con la tranquilidad del trabajo bien hecho,
con la seguridad de un mundo dominado,
cada mañana pasa lista
el Miedo a sus vasallos:

-¡Inseguridad!
-¡Aquí!
-¡Fatalismo!
-¡Aquí!
-¡Ignorancia!
-¡Aquí!
-¡Castigo!
-¡Aquí!
-¡Culpabilidad!
-¡Aquí!
...

Todos están presentes:
-¡Azotad la mente del ser humano
para que no pueda descubrir
que la Libertad que busca
está en su propio interior
y siga siendo un esclavo!
¡Envenenad la Libertad
hasta que muera!
¡Distorsionad el espejo del pensamiento
para que no encuentren el camino
que los lleve a ella!

Después,
ceñida la corona de la historia,
se retira a vigilar
desde su cielo
seguido por la sombra
de su propio miedo.

“Cuentos de aceituna. Romances de una guerra

1

Se estrujaba la lumbrera
un genio buscando palabras,
para parar una guerra
usándolas como placas
protectoras de unos niños
con marchamo de rebajas:

¡Rodajas de corazón
que apenas muestran la tara!
¡Mercancía insignificante
que no merece atención,
más que en conmoción avara,
y se encuentran en cualquier parte!

Mi inteligente generación
nada ha aprendido
y, sin lágrimas de cocodrilo,
a vosotros, que sois mi Dios,
os pido:

A los recién nacidos
que en la cuna halláis la muerte
¡Perdón!
A los que habéis cambiado
los peluches por fusiles
¡Perdón!
A los que buscáis
comida en la basura
¡Perdón!
A los que os hemos quitado
la magia de los bosques
¡Perdón!
A los que os damos de herencia
una primavera de lluvia ácida
¡Perdón!
A los que os hemos quitado
la seguridad de un hogar
¡Perdón!
A los que os hemos parido
un mundo de miedo y llanto
¡Perdón!
A los que os hemos regalado
un planeta de globos negros
¡Perdón!
A los que...
¡Perdón!
¡Perdón!
¡Perdón!
  ...
“Cuentos de aceituna. Romances de una guerra”

2
Cuando digas que me amas
que mis cinco sentidos lo entiendan.
Así un impulso sin pretexto
me lleve a sentir mi cuerpo entre tus manos,
a ver tus ojos cerrarse junto a los míos,
a saborear el marco de tu sonrisa
y a oler la vida en tu piel,
oyendo en tu pecho el silencio.


Cuando digas que me amas,
y yo lo sienta en un beso,
habrás roto la distancia que me separa del cielo.


"al calor de la idea"





A mi vida vine sola,
a mi muerte sola voy.
Y en medio quedas tú,
pequeña niña mía,
engarzada en mis poemas;

latiendo en la tinta negra
que llena la página blanca;

amiga de la noche;

enamorada de la mañana;

vestida de hojas secas;

olvidada en un cielo gris;

llorando por el frío de una noche congelada;

buscándome en el recuerdo
del aro que dejó encendido mi pensamiento,
donde sabes que te espero
convertida en brisa, en beso, en llama.


“Al calor de la idea”


3

Dime, corteza centenaria,
si en otro tiempo se acercaron a ti mis pasos
y si al reflejo de mis ojos o el sonido de mi voz
tremolaron tus tallos.
Dime, con ese hablar secular que te hace infinita,
si una vez me senté bajo tu sombra
y te llenaste de mí
para mantenerme en el tiempo.
Dime si estoy en tu memoria
como tú siempre has estado
en el impulso constante que me lleva a mi hogar,
a ese hogar del que me sacó un tiempo inmerecido,
un hogar en búsqueda compulsiva
cuya luz parpadea en acercamiento y al que sé que estoy,
por fin,
a punto de llegar.
Si me reconoces, mueve la frescura de tu tierra renovada
y prepara las raíces que festejan mi regreso.
Eres mi verdad.
Frente a ti,
el camino vivido se queda enzarzado en la memoria del aire
y te llevo un presente de pasos perdidos
que se han hecho profundos en los pies de mi aliento.
Dejo atrás un siglo de conatos paraísos
donde otros ojos adoptarán mi mirada.

Ahora que te tengo delante,
mi corazón se pregunta si en ti, como en mí,
palpita el recuerdo.

“Pañuelos de La Alhambra”


Busco en el terciopelo nocturno
el dedo invisible que dibuja en el aire
el mañana de la ciudad dormida.
Las calles abiertas se visten de fresco
y en algún mural debería quedar colgada
un poco de quietud para el nuevo día.
El durmiente siente breves las horas de sueño
y en su remoloneo pretende alargar el instante
de la ilusión fugaz de su almohada abrazadora.
En esta noche mía,
despierta ante todo lo dormido,
vaga un momento que debería ser eterno:
el lucero junto a la luna llena
en la hora de los barrenderos.



Diego de la Noche

Hermosa mujer, preciosa poeta, Mara Romero Torres es quizá hasta ahora la
mejor poeta de los últimos años. Es su poesía un canto a la vida, a la hoja que cae,
al trino de los pájaros; al viento que hace mariposas en el agua de la fuente, a la lluvia
que danza en los techos, al mar que levanta sus olas de protesta; al niño que se internará
en los caminos del hombre, a la mujer vestida de llamas y luceros, a todo ella les entrega
retazos luminosos de su vida. Hace más de un año Carlos Ordenes Pincheira la nombró
"Poeta-Reina", y con justicia. Es una mujer tan dulce y tan buena, además de ser hermosísima.
Es nuestra Poeta-Reina, es su voz que nos acaricia a muchos miles de distancia. Es la flor
más bella de toda España.Cómo no la va a querer el Poeta si es su Poeta-Reina...

 

4 comentarios:

  1. Sin duda alguna, Mara Romero Torres es una de las principales poetas del último tiempo. Profundidad celeste, imágenes que alucinan, cada palabra parece levantar luminosidades con el ritmo preciso y mágico que la autora derrama entre los surcos de sus poemas. Nos da regocijo leer su estupendo arte poético.

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  2. Mil gracias!!! Es un honor para mí que un poeta de tu talla tenga en tan alta estima los versos de esta humilde aprendiz de poeta. Me emocionas, Carlos. Cuando los escribí, jamás pensé que pudieran gustar a alguien y mucho menos que se fijara en ellos un gran poeta.
    Te debo ya muchas, mi querido poetamigo. Ojalá me alcance el tiempo a pagarte como te mereces y llenarte de cariño.
    Un abrazo grande!! GRACIAS MIL!!!
    Mara

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  3. No eres justa contigo al señalarte como aprendiz, pues tienes un talento maravillante y ello reluce en cada escrito tuyo. Eres a mi juicio la mejor del último tiempo. Eres tan capaz que cuando escribes algún artículo es como beber agua de cielo puro, una prosa que no jamás podría igualar. Eres una gran poeta y no te andas pavoneando ni pides prestado para mejorar tu poesía, naciste con ese don celeste que solo se da en los seres elegidos. Eres admirable, mi poeta reina.

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  4. Lo admirable, mi poetamigo, es que en el mundo haya personas como tú. Eres aliento de vida que da fuerzas a mi lucha por aprender. ¡¡Gracias de corazón!!

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